21 septiembre 2007

'GIRA' DEL EL REY LAGARTO POR CÁRCELES DE MADRID

MADRID.- Dos controles de seguridad (DNI fuera; adiós, móvil), mirada de reojo al alambre de espino, charla seria a propósito del régimen interno y, por fin, Ya estamos dentro. A instancias de la banda de 'rock&roll' El Rey Lagarto, el centro penitenciario de Alcalá-Meco (Madrid II para la oficialidad) acogió el arranque de una insólita ronda de conciertos por las cárceles de la región (siete en total) y, ¿quién sabe?, por otras instalaciones del territorio nacional.
Alrededor de 200 internos acudieron al auditorio para disfrutar a tope de un inesperado 'vis a vis' musical, un arrimón entre rejas como el que el pasado año brindaron Ñu, Cómplices, José El Francés (quien llegó a cumplir condena por narcotráfico) y Elizabeth Reyes, la miss España de entonces. Felicidad, por desgracia, que siempre es efímera. "El espectáculo durará hora y media más o menos. Aquí se pueden pedir bises, pero qué quieres que te diga...", comentaba a la entrada Juan Carlos, que cumple tres años allí como monitor de reclusos.
Pero a eso de las cinco de la tarde (hora de inicio de la actuación), el runrún de fecha en rojo en un calendario de días excesivamente idénticos, quería empezar a desbordarse. Venían a la mente, que no a la oreja, el Rock de la cárcel de Elvis Presley, el Folsom Prison Blues con el que Johnny Cash ablandó rictus patibularios e, incluso, y bastante más a mano, el advenimiento de Rosendo en un Carabanchel abierto a todos los públicos ("No estamos todos, faltan los presos", cantaba el público en el recital con el que echó definitivamente el cierre el talego del suroeste de Madrid).
Con el respetable convenientemente acomodado, termómetro de agosto, oscuridad absoluta y alud de ovaciones, los cuatro miembros de El Rey Lagarto -cualquier parecido sonoro con el genuino, Jim Morrison, es pura coincidencia- se encaramaron a la tarima tras bajar las escaleras a velocidad de rock star. "¿Cómo estamos ahí fuera?", fue la salva de bienvenida. Y el combo (dos guitarras, bajo y batería), que se animaba acto seguido a desgranar los cortes de su primer álbum y hasta del inédito segundo, composiciones energéticas que bien podían firmar La Vacazul y Los Ronaldos.
Se inflamaba con decibelios el escenario -nada de telón escolar: lienzo negro de entrega de premios y juego de luces y humo incluidos-, pero algo no terminaba de arrancar: ¿por qué los asistentes, sólo chicos, jóvenes en su mayoría, de diversa procedencia y apariencia nada fiera (algún tatuaje, bastantes gorras al revés) preferían cotillear con el vecino antes que jalear a los artistas? "Se animan más cuando hay rap", deslizaba Juan Carlos. "Vamos, ¡qué estamos mu sentaos, hombre! ¿Qué estáis esperando?", se desgañitaba Edú, vocalista de la formación.
Efectivamente, había truco: si las gradas se mecían casi a compás de música clásica, si tampoco abundaban los dedos en cuerno, era porque había que reservar, ejem, energía. "Ahora si aplaudís, eh. ¿Qué cabrones sois?", envidiaba Edu el ímpetu de la concurrencia cuando dejó paso a las cuatro coristas/bailarinas africanas reclutadas para la ocasión en el hermano Madrid I. Ahí se elevó la temperatura, y ya era difícil, con las chicas acompañanado al cuarteto de melenudos no únicamente con sus voces, sino con sus (vistos con buenos ojos) cuerpos y vestidos con lentejuelas. Jura quien escribe estas líneas que en medio del subidón de testosterona hubo quien se desencajó la prótesis de una pierna y la ondeó casi en éxtasis...
Sosegada fue, en comparación, y con pausa mediante, la irrupción del trío Inocentes ("nos llamamos y somos", se encargaron de dejar claro ante la algarabía general), la banda oficial de Alcalá-Meco. Richi, su líder y reconocido seguidor de los Ángeles del infierno, revelaba el valor terapéutico de hacer sonar sus instrumentos a la sombra. "Es el momento en el que nos evadimos totalmente, en el que no pensamos que estamos aquí y en el que rompemos la rutina". Más duro era Sergio: "La diferencia entre un concierto fuera y aquí es que cuando se termina uno va al mismo agujero de siempre".

NOTICIA PUBLICADA EN:
elmundo.es