10 febrero 2010

Tres funcionarios de Tenerife II reducen a 40 presos en una pelea

Una pelea entre presos de la prisión Tenerife II, en El Rosario, ha vuelto a dejar al descubierto las deficiencias que este centro penitenciario padece desde hace varios años, puesto que sólo tres funcionarios -los que estaban realizando tares de vigilancia y control el domingo en el módulo cuatro- se vieron en la obligación de reducir y mediar en el altercado en el que participaron hasta 40 internos.
 El centro penitenciario, que actualmente se encuentra al doble de su capacidad -puesto que si bien fue construido para 750 reclusos ahora cuenta 1.450-, tampoco cumple los ratios correspondientes a número de trabajadores en función de la población reclusa, lo que ha llevado a los sindicatos a manifestar en más de una ocasión que con esta circunstancias la plantilla no puede garantizar los niveles de seguridad.
 La pelea de este domingo comenzó en la sala donde los internos del módulo cuatro ven la televisión y juegan a las cartas. Poco después de la una de la tarde, un recluso agredió a otro, lo que provocó que inmediatamente después un grupo de presos le fuera a pedir explicaciones al agresor sobre lo sucedido. Rápidamente se crearon dos grupos que comenzaron a insultarse y pegarse casi de inmediato.
Ante esta situación, los tres funcionarios que se encontraban trabajando en ese momento en el módulo cuatro (en el que se contabilizan 200 internos), trataron de mediar e impedir que el conflicto fuera a más, llegando a interponerse entre los internos que se estaban pegando para tratar de separarlos. Sin embargo, los propios reclusos les dijeron que se apartaran y que no se metieran.
Jugándose su integridad física, y ante la posibilidad de que el altercado fuera a más, los trabajadores insistieron en su intención de mediar y calmar los ánimos, lo que permitió ganar tiempo hasta que hicieron acto de presencia el resto de los trabajadores que estaban en los demás módulos.
Así, los quince funcionarios que estaban prestando servicio el domingo en Tenerife II fueron capaces de dispersar a los internos e impedir que los puñetazos y patadas continuaran.
"Gracias a la profesionalidad de los funcionarios que estaban en su puesto de trabajo se puede afirmar que la cosa no llegó a más", explica el portavoz del sindicato CSI-CSIF, Bernardo Fernández, haciendo énfasis en que "pese a la inferioridad numérica los trabajadores supieron solventar el problema sin que se produjera ningún herido de gravedad".
Y es que pese a la dureza de los enfrentamientos, sólo dos de los cuarenta internos que participaron en la reyerta tuvieron que ser trasladados al Hospital Universitario de Canarias (HUC), uno por haberse partido una pierna y otro por una lesión en la mano.
El resto de los internos que presentaban algún tipo de herida fue atendido en la enfermería del centro penitenciario, en donde se encontraba un médico y personal de enfermería de guardia.
No obstante, el personal del centro penitenciario se encontró con un problema añadido, puesto que las celdas de aislamiento -destinadas a aquellos reclusos que por no cumplir las normas establecidas deben ser sancionados- han sido reformadas recientemente, y aunque estaban terminadas no habían sido oficialmente entregadas a la dirección, por lo que no podían utilizarse.
Afortunadamente, llegó una autorización urgente de la dirección para que pudieran ser utilizadas, por lo que se pudo trasladar a 17 reclusos que permanecerán aislados hasta que se determine que "el nerviosismo o la agresividad ya se les ha pasado", según afirmaron ayer fuentes del centro.
Cabe resaltar, que ante la necesidad de contar con estos espacios de aislamiento para garantizar la seguridad del centro, el sindicato CSI-CSIF había elevado un escrito a la dirección preguntándole cuándo estarían disponibles estas celdas, respuesta que nunca llegaron a obtener.

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eldia.es