17 marzo 2010

EL PERSONAJE ACTUALIDAD





César Torres
Portavoz del sindicato CSIF en el centro penitenciario de Córdoba

César Torres: “En esta prisión, más de una vez nos hemos quedado a oscuras”



El responsable de CSIF en la cárcel de Alcolea dice que “en cuanto hay temporal, falla el grupo electrógeno” y que algunos funcionarios “que merecen una medalla” se han visto “de noche y sin luz con 140 presos en una galería”

Las fugas de presos como ‘El Rafita’ o los recientes incidentes en prisiones gallegas han reabierto un viejo debate sobre la saturación y la ‘fatiga’ de materiales en las cárceles españolas. El responsable del sindicato CSIF en la prisión de Córdoba tiene muy claro que “las medidas de seguridad en el centro penitenciario cordobés son las adecuadas”, aunque sí reconoce fallos estructurales y se suma a las críticas a nivel nacional sobre la clasificación de los reclusos y las medidas reinserción que priman en la política actual de Instituciones Penitenciarias y que, en muchos casos, dejan a los funcionario, en una situación de “indefensión”.

- La reciente fuga de ‘El Rafita’ de la prisión de Sevilla ha reabiertoun viejo debate ¿están obsoletos los sistemas de vigilancia?
- En centros como el de Córdoba, no. Hay que distinguir entre un centro tipo como es el nuestro y una prisión provincial como la de Sevilla, en donde se han producido estos hechos. En el caso de El Rafita estamos hablando de un preso en situación de primer grado que se ‘progresó’ inadecuadamente y esto sucede porque la responsable de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo tiene el problema de la sobreocupación de las cárceles. Ante eso existen dos opciones: crear centros nuevos y la otra, ‘echar’ a la calle a los que hay. ¿Y cómo se hace esto? potenciando los terceros grados y lo que supone que el primer grado pasa a ser segundo, el segundo a tercero y el de tercero pues va a la calle.
- ‘El Rafita’ pasó un tiempo en Córdoba, ¿en qué situación penitencial se encontraba?

- Estuvo en el departamento de primeros grados con unas medidas de seguridad muy estrictas. Luego te encuentras que en Sevilla se va a la calle. En Córdoba desde luego no se daría un caso como el de ‘El Rafita’ hay más perímetros y medidas de seguridad como le decía antes.
- Sin embargo, Acaip denunció en este Semanario que hace poco una avería inutilizó el ordenador central de la prisión de Alcolea.

- No sería la primera vez que ocurre, uno de los fallos que se ha comunicado en varias ocasiones es que en esta prisión, en cuanto hay un temporal fallan los grupos electrógenos. Ha pasado más de una vez y lo grave es que pueda ocurrir en determinados momentos, es decir si pasa a primera hora de la mañana pues no es un gran problema, pero si pasa en un momento en el que no hay luz solar y todo se queda a oscuras imagine el problema para el funcionario, esto, como digo ha pasado más de una vez y a esos compañeros, desde luego habría que darles una medalla, quedarse a oscuras con 140 presos en una galería es una situación muy compleja.

- Otro tema de debate es la conflictividad en las prisiones ¿en qué niveles de seguridad se está moviendo la prisión de Córdoba?



- El último incidente grave fue el del pasado 31 de diciembre en el que un interno islamista agredió a un compañero. Éste es uno de los considerados grave, pero incidentes hay bastantes. Los que se generan en un centro tipo como éste con departamentos de primeros grados ‘camuflados’ que se llaman y con internos de mucha peligrosidad. Conflicto hay en todos los sitios, hace un mes y medio un preso le atravesó la cabeza a otro con un pincho porque le debía tabaco y le dejó inválido, éste es un ejemplo grave, pero problemas, como digo, los hay todos los días. La dirección los califica de ‘hechos puntuales’, pero son más bien hechos cotidianos como lo son las agresiones a los compañeros.

- ¿A qué se refiere cuando habla de primeros grados ‘camuflados’?

- El tratamiento penitenciario tiene tres grados, el tercer grado es el de aquellos que están en el paso previo a la libertad, el segundo grado el de presos tipo y el primer grado el de aquellos reclusos conflictivos que no se adaptan al régimen penitenciario. Luego hay otros que están coqueteando entre el primer y el segundo grado. Si están en esta clasificación son personas que sabes que tarde o temprano vuelven a primer grado. El término ‘camuflado’ se utiliza entre los funcionarios. El número de primeros grados es de unos 25-30 de media, camuflados podemos estar ahora mismo en 300-400 reclusos. Esto va en cadena, hay segundo grados camuflados y terceros grados que no se merecen estar en la calle. Hay presos que salen de permiso y les pillan robando en un chalet, como pasó en Córdoba en verano y esto es un problema de clasificación de presos total que va desde arriba hasta abajo.
- En esta ‘cotidianidad’ de problemas ¿en qué situación se encuentran los funcionarios de la prisión de Córdoba?

- He hablado antes de la última grave, que fue la del islamista que dejó K.O. a un compañero, pero seguro que en estos meses ha vuelto a haber agresiones. Ésta es una de nuestras eternas reivindicaciones, la seguridad y los medios. Para reducir a un recluso tienes que usar el físico y normalmente la peor parte se la lleva el funcionario y más cuando hablamos de personas que están sometidas a una medicación y además consumen lo que pueden ‘pillar’ en el patio...no le voy a decir de forma diaria, pero incidentes como puñetazos o internos que se avalanzan contra nosotros los hay con mucha frecuencia.
- ¿Viven los funcionarios de prisiones en una situación de indefensión?
- Sí, está claro que los funcionarios de prisiones vivimos en una situación de indefensión y más cuando estás vigilando un patio tú solo con 140 presos a tu cargo, pero esta indefensión también es administrativa. Lo que no se entiende es que a mí me pongan a vigilar a 300 presos una noche, se me escapen dos y los servicios de inspección y la administración me hagan un juicio mediático. Es decir, cuando fallan los sistemas de seguridad derivas toda la responsabilidad al elemento humano. no es justo.
- ¿Cuántos pinchos se pueden requisar al cabo del mes en la prisión como la de Córdoba?
- Unos 40 o 50, pero estamos hablando de pinchos que se pueden localizar con un detector metálico, pero es que los hay de más clases, por ejemplo afilando el palo de una escoba o un cristal... es decir hay muchos más de los que logramos detectar.

- Ha hablado de ‘pillar’ en el patio de la cárcel ¿cuál es la principal vía de entrada de la droga en la prisión y por qué no se puede controlar?

- Está clarísimo que la mayor parte de la entrada de droga lo hace a través de los permisos ‘vis a vis’. Es muy complicado de detectar porque se transporta en el interior del cuerpo. A esto hay que unirle la gran cantidad de gente que entra y sale a diario de permiso. Sabes que un 80-90 por ciento puede traer droga, porque es uno de los principales medios para mercadear en la prisión, pero para realizar un radiografía sin el permiso del recluso hay que pedir una orden judicial y eso es muy complicado si se tiene en cuenta el número de presos.

- ¿Cuáles son las drogas que más se requisan en la prisión de Alcolea?

- Pastillas psicotrópicas de todas las gamas y las que quieras. Hay reclusos que de pastillas saben más que un médico o un farmacéutico. Conocen perfectamente el principio activo que tienen, cómo se pueden mezclar. También entra metadona y luego heroína y cocaína para hacerse lo que ellos llaman ‘rebujito’. Se ‘meten’ una barbaridad. Hay muchos casos de intoxicaciones por drogas que no salen en la prensa. Se publican los graves, pero casos hay todas las semanas. La falta de personal también incide en este tipo de cuestiones como son los cacheos. Somos los que somos y no damos abasto.

- ¿Qué numero de funcionarios bastarían para sufragar estas carencias de personal?

- De entrada con que se cumpla la relación de puestos de trabajo ya nos podríamos dar por satisfechos y luego lo que sí sería justo es que hubiera un número de funcionarios proporcional al número de presos que están en la prisión. Si tenemos una cárcel diseñada para mil presos y estamos rozando los dos mil... Ahora mismo somos 500 funcionarios de los que unos 200 se dedican exclusivamente al régimen de interior. A esto hay que añadirle que el CIS de Las Quemadas, que debería tener su provisión de puestos de trabajo propia, no la tiene, sino que emplea a parte de la plantilla del propio centro penitenciario, por lo que el problema se acrecienta ya que son medio centenar de funcionarios que no están. Harían falta entre 100 y 150 funcionarios en todas las áreas del centro penitenciario de Alcolea.
- ¿Y qué carencias existen de medios materiales que repercuten en la seguridad?

- Hay carencias en todas las administraciones, pero en Instituciones Penitenciaras más. La gran apuesta de Mercedes Gallizo es el tratamiento penitenciario (reinserción). Vamos a ver, una cárcel qué es: un centro de guarda y custodia de individuos que han cometido un delito. Siempre se ha apostado por incidir en inversiones en materia de seguridad y de un tiempo a esta parte es en tratamiento, que si un día Florentino Pérez visita la prisión, que otro día concierto, ahora que los presos se van a poder sacar el carné de conducir ... Hay muchas políticas de imagen, y a mí me parece muy bien, pero siempre que no se descuide el área de seguridad porque si no ocurren agresiones a funcionarios, peleas, fugas... Ahora mismo lo primero son las políticas de tratamiento y no de seguridad como debería ser. Y es bajo el ‘paraguas’ del tratamiento cabe todo.
“Hay módulos en los que se vive muy bien”

Otro de los aspectos en los que incide el responsable del sindicato CSIF en la prisión de Alcolea es en el hecho de que “en la prisión de Córdoba se puede decir que hay dos cárceles en una. Por un lado los módulos denominados de respeto y, del otro, el resto. Entre ambas situaciones hay una tremenda diferencia que no debería darse”, indica Torres que asegura que estas medidas “son una imposición de Madrid que l directora no tiene más remedio que asumir” .

Hay media docena de estos módulos en los que unos 140 presos, tras la firma de un ‘contrato’ de buen comportamiento “viven muy bien en referencia al resto, eso sí como fallen vuelven a los tradicionales y la diferencia es tremenda y eso es como regresar a lo peor”, indica el portavoz del sindicato en el centro penitenciario.