25 septiembre 2007

Los funcionarios de Sangonera denuncian la saturación de la prisión

Uno de los trabajadores de la cárcel lee un comunicado ante el delegado del Gobierno y el director de la prisión en el que advierte de las tensiones que genera la masificación del centro
Que la prisión de Sangonera es la más masificada de España no es ninguna novedad. La cárcel, construida para albergar algo más de 350 internos, lleva ya varias semanas por encima de los mil presos. En concreto, la penitenciaría murciana alberga en la actualidad a 1.035 reos. Seis de ellos -cuatro hombres y dos mujeres-, pertenecen a la banda terrorista ETA. Ayer, los funcionarios de prisiones aprovecharon la celebración de la festividad de la Merced -patrona de Instituciones Penitenciarias-, para lanzar un mensaje de advertencia.Uno de los funcionarios, Amable Fernández Fernández, leyó un comunicado de reivindicación -algo descafeinado, eso sí-, ante las autoridades presentes. Entre los asistentes estaba el delegado del Gobierno, Ángel González, el director de la prisión, Guillermo Miranda, los responsables de la Policía Nacional y de la Guardia Civil en Murcia, Carlos Llorente y Benjamín Mora, o el fiscal jefe del TSJ, Manuel López Bernal. Fernández instó a Ángel González a que acelere las gestiones para iniciar las obras del segundo centro penitenciario de la Región, la cárcel de Campos del Río. El representante del Ejecutivo central en Murcia, por su parte, explicó que ya se ha aprobado el concurso de movimiento de tierras previo a la licitación de la construcción. "Creo que puedo decir, sin temor a equivocarme, que antes de tres años estará inaugurada la nueva cárcel". Miranda, por su parte, señaló que en la actualidad "estamos en la mitad del túnel y ya se empieza a ver luz al final".La gran pregunta que se hacen los internos y funcionarios, sin embargo, sigue siendo la misma. ¿Y mientras tanto, qué?. Ayer, González aludió a los desplazamientos de presos a otras provincias como solución provisional. En la actualidad, más de mil personas de la Región cumplen sus penas en prisiones lejos de sus casas. "Esa es una medida que a mi me desagrada profundamente -puntualizó el responsable del centro-, porque supone una doble condena para los presos y sus familiares".La realidad que soportan a diario los más de 300 funcionarios de Sangonera es más grave que el panorama trazado por Amable. Los trabajadores advierten de que la presión de la población reclusa "hace difícil mantener el orden".La tasa de saturación -situada en el 290%-, hace que haya hasta tres internos en celdas individuales de ocho metros cuadrados o que los presos tengan que hacer varios turnos para comer en un comedor con capacidad para 180 personas. La advertencia no es gratuita. Hace un mes se produjo una pelea multitudinaria entre internos de origen magrebí y presos de etnia gitana. Lo que pudo haber sido un principio de motín quedó en una reyerta -con más de 30 participantes-, gracias a la rápida actuación de los funcionarios.

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