24 marzo 2008

Los vecinos de Castillo temen que la cárcel convierta el barrio en «un nido de traficantes»

LAS PALMAS
Los vecinos deCastillo del Romeral, en el municipio grancanario de San Bartolomé de Tirajana, han emprendido su particular Via Crucis en contra de lo que consideran «infraestructuras negativas» para su barrio y la población de las zonas colindantes.
Ataviados de nazarenos y pronosticando la muerte de la «puerta al turismo de la isla», salieron en procesión este sábado para denunciar por enésima vez desde hace ya unos meses que al vertedero que existe en Juan Grande se vayan a unir una regasificadora y la futura macrocárcel de Gran Canaria, en construcción desde hace unas semanas.
La prisión se ha convertido en el principal caballo de batalla para el Consejo de Vecinos en los últimos tiempos.
Residentes en la zona consultados por este periódico aseguran que el impacto sobre el barrio será enorme, perjudicando al turismo «que nos da a todos de comer» y que, además, «convertirá al barrio -que ya tiene problemas con la venta de drogas- en un nido de delincuentes y traficantes que estarán yendo y viniendo por nuestras calles».
El lunes pasado presentaban una denuncia ante el Juzgado de San Bartolomé de Tirajana al entender que las obras de la prisión, que se ejecutan desde en la zona rural de Llanos de Juan Grande, «son manifiestamente ilegales».
Según los vecinos y denunciantes, los terrenos «tienen la calificación de rústicos y son propiedad del Gobierno de Canarias». La finca «fue adquirida en 1988 para convertirla, con fondos de la Comunidad Económica Europea, en una explotación agraria» para el cultivo del tomate y además de ser propiedad del Ejecutivo regional, lo es de «de los adjudicatarios a los que se hizo la concesión por un plazo de ocho años».
Según la directora de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, la puesta en marcha de la nueva cárcel en Gran Canaria es prioritaria para el Gobierno, que «no va a consentir que el problema del suelo en las Islas siga haciendo imposible que se desarrolle un gran centro penitenciario en la Comunidad autónoma».
Pero lo que más asusta a los vecinos es que «muchos presos en régimen abierto, según nos han comentado personas relacionadas con la Prisión de Salto del Negro, no regresan a la cárcel en horario nocturno; imagínate en tu zona a presos drogadictos con el mono y escasos recursos económicos... no es plato de buen gusto», comentaba a este periódico Domingo Guedes, residente en Castillo.
En el barrio dudan que estos internos «se vayan a Las Palmas o a sus lugares de origen; y creen que, por el contrario, se quedarán por la zona o irán a Maspalomas a buscar ingresos de cualquier forma para combatir su dependencia».
José Miguel Guzmán, secretario general de Prisiones de Comisiones Obreras, desmiente en declaraciones a este periódico que «vaya a aumentar la inseguridad en la zona; muy al contrario» y considera que «no se pueden poner al mismo nivel las protestas por un vertedero o una regasificadora con la macrocárcel, que es muy necesaria para los internos que viven ahora hacinados en Salto del Negro». A lo que hay que sumar «los traslados que desde hace años se hacen mensualmente a la Península; setenta presos por mes que son desterrados lejos de su casa».
Para Guzmán, se está manipulando la información de algún modo para que los vecinos se muestren en contra de la construcción de la cárcel en San Bartolomé de Tirajana, porque además «los delincuentes no van a estar por sus calles».
Si se hiciera un estudio en Salto del Negro, añade, «sus habitantes dirían que es una de las zonas más tranquilas y seguras de la isla, y a su lado se están construyendo chalés de lujo en estos momentos».
Que vaya a afectar al turismo también es una «falacia», considera, «porque hay medidas que se pueden poner en marcha para evitar un impacto visual negativo y se mejorarán los accesos en la zona».
Una cuestión tan importante no puede tratarse «a la ligera». Aunque reconoce que en otros lugares de la isla que se han señalado en algún momento como los idóneos para la construcción de la macrocárcel (que tendrá capacidad para 1.008 presos y estará lista en un plazo de tres o cuatro años), «siempre ha habido algún grupo de vecinos que ha iniciado campañas en contra, como en Santa María de Guía, donde llegaron a gritar con un megáfono que se iban a llenar de asesinos sus calles».
En Castillo del Romeral, en cambio, dicen que ya han sido informados por el actual director de Salto del Negro «de las consecuencias que puede tener la cárcel» y que la charla no les convenció «en absoluto».
Victorio Perera, médico de la zona, explica que han constatado que existe un fenómeno en Salto del Negro que denominan fallas. «Se trata de lanzar por los muros unos paquetes que preparan con móviles y droga; y pensamos que puede incrementarse en Castillo el tráfico de drogas, que aquí ya es un problema serio».
Domingo Guedes coincide con Victorio. «Hay sitios más lógicos, incluso dentro de este municipio, para construir la cárcel, que se ha diseñado a 200 metros de los barrios».
Dicen que el principal mal de la prisión irá dirigido al turismo, y que debería llamarse la `prisión de Maspalomas´ porque afectará principalmente a la industria turística de Gran Canaria, que tiene en esta localidad del sur de la isla su punto fuerte.
El impacto visual «será enorme» porque será más grande incluso que «el pueblo de Castillo y equivalente a 35 campos de fútbol». Todos los turistas, cuando lleguen a la isla, «lo primero que podrán ver es la cárcel y la torre central de cuarenta metros de toda la instalación».
A lo que hay que sumar «la zona industrial a situarse entre Juan Grande y Castillo del Romeral para darle servicios a la prisión». También hablan de «crecimiento desproporcionado y especulación en el terreno», al estar ya prevista la construcción de mil viviendas más en la zona «seguramente para los trabajadores, que serán 600 funcionarios».
Además, «se construirá una depuradora a 300 metros de Juan Grande de manera ilegal porque cualquier infraestructura nociva debe estar al menos a dos mil metros de las poblaciones; y esta depuradora será, al menos, fuente de malos olores».
Los vecinos, organizados en el Consejo, cuentan con su propio blog, en el que recopilan material y han abierto una cuenta bancaria para donativos. Además, harán camisetas y esperan hacer llegar sus reivindicaciones hasta la Unión Europea.
Como alternativa a la macrocárcel proponen «módulos en las zonas de donde procedan los delincuentes».
Guzmán recuerda que la masificación en Salto del Negro es del 176, 6 por ciento; que el módulo de las mujeres está inutilizado y éstas en el de régimen abierto sin ningún criterio y sufriendo la falta de espacio; que los de régimen abierto han pasado al vestuario de los funcionarios «y que no contamos con centros de inserción social». Todo esto «hay que solucionarlo y la solución pasa por una macrocárcel».

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