14 julio 2008

SALAMANCA
“La masificación no es algo que defina la prisión, podemos llegar hasta 2.000 presos”

José Ignacio Bermúdez Nuevo director del centro penitenciario de Topas
Topas recupera al hombre bajo cuya dirección empezó a andar el centro penitenciario el 15 de noviembre del año 1995.
El entonces ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, encomendó la misión a un psicólogo gallego, José Ignacio Bermúdez (Orense, 1960), con amplia experiencia en la reinserción de presos.
J. RomeroBermúdez llegó a Salamanca tras dirigir los penales de El Dueso, en Cantabria, y de Pereiro de Aguiar, en su población natal.
Bermúdez regresa a Topas, donde permaneció hasta enero de 2005, tras colaborar mano a mano con la directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo. Ilusionado y con ganas, afronta el reto de mantener la seguridad en el recinto y conseguir la rehabilitación del mayor número de presos.
El psicólogo gallego aterriza en una prisión salmantina que se ha convertido durante su ausencia en el cuarto penal con mayor población reclusa del país, tras Soto del Real (Madrid), Albolote (Granada) y Zuera (Zaragoza).Hace menos de un mes regresó a la dirección del centro penitenciario de Topas, ¿qué cambios se ha encontrado en la prisión?Llevo exactamente desde el pasado día 22 de junio, he estado fuera casi dos años y medio, que en una cárcel es una barbaridad de tiempo.
Es básicamente la misma prisión en su estructura, en equipamiento, en personal, pero supone otra época, no significa una segunda parte. Entro en un momento diferente con circunstancias distintas. Siendo la misma prisión, es a la vez diferente en cuanto a su organización.
Hablando de nuevas circunstancias, los funcionarios de prisiones han alertado en los últimos meses de la masificación en las cárceles de la Comunidad, ¿existe hacinamiento en las celdas de Topas?No, la palabra hacinamiento no revela la realidad de lo que sucede en la cárcel de Topas. Existe una situación de sobreocupación que afecta en particular a las celdas, pero la prisión está dimensionada en materia de recursos, infraestructuras y dotaciones para afrontar perfectamente, de una forma tolerable, el número de recursos que albergamos.
No obstante, la plantilla incide en que no supone una situación idónea que muchas celdas se encuentren dobladas.
La prisión está preparada desde sus inicios para que cada celda pueda estar ocupada por dos reclusos, con lo cual es una situación prevista. Sí es cierto que tenemos en algunos módulos una sobreocupación real que no podemos negar, pero también que la prisión tolera esta capacidad actual del número de internos.De todos modos, la conflictividad se reduciría si los presos no compartieran celda. ¿No supone un peligro para la seguridad como se comprobó hace dos meses con la muerte de un recluso marroquí a manos, presuntamente, de su compañero?La asociación de una celda por preso representa efectivamente una situación ideal, de máximos, pero insisto en que no es la presente hoy en el centro penitenciario de Topas.
Esos hechos me pillaron durante el cambio de dirección, tampoco era previsible que eso suceda cuando apenas llevaban cinco días juntos. Intentamos, además, que los reclusos compartan celda por cercanía de personalidades e incluso elijan a sus compañeros.¿Cuál es entonces la capacidad adecuada para el centro penitenciario?Nosotros tenemos una capacidad de hasta 2.000 reclusos albergando a dos personas por cada celda. En este momento, contamos con 1.745 presos, no es una situación óptima, ni mucho menos, pero insisto en que es manejable.
Un número ideal pasaría por un baremo entre los 1.400 ó 1.500 presos, pero es que tampoco la masificación es algo que defina esta prisión. Topas se caracteriza por otras variables, no por eso.
Veo mucha insistencia en esta circunstancia cuando hay otras cuestiones que evalúan el mejor funcionamiento de un centro penitenciario como el de Salamanca.¿Cómo cuáles?Pues, por ejemplo, el dinamismo que hay en el interior de la prisión, el conjunto de actividades que se organizan… que generan un ambiente de convivencia razonable, con ámbitos de gestión muy positivos.Instituciones Penitenciarias ha recibido propuestas de los funcionarios para construir nuevos penales en Soria, León… para absorber el aumento de la población reclusa.Castilla y León es una región bien dotada en el ámbito de infraestructuras penitenciarias, pero no pertenece a mi ámbito de competencia decidir dónde deben instalarse.Topas destaca también por la alta presencia de internos extranjeros, casi el 70% de la población reclusa, ¿supone eso un problema para mantener la seguridad?No, nunca ha supuesto un obstáculo. Topas ha sido un centro penitenciario pionero a la hora de contar con un alto número de reclusos extranjeros en comparación con los nacionales, y nunca fue un inconveniente en la gestión, eso le dio siempre un aire diferente, con una problemática específica, pero que siempre se abordó con mucha normalidad y tranquilidad.¿Cómo es el día a día con los reclusos marroquíes, que suponen ya uno de cada cuatro en Topas?Nuestras prisiones fueron desde su construcción, cuando se produjo el aumento de los extranjeros, un experimento social de primer orden. Cuando apenas había gente de fuera de España en las ciudades, nosotros ya los teníamos. Fuimos la avanzadilla social de la llegada de extranjeros al país.
En Topas, tenemos internos de más de sesenta nacionalidades y resulta una convivencia con índices de normalidad muy altos.¿Podíamos asegurar que Topas es un ejemplo de convivencia entre reclusos de diferentes procedencias y culturas?El sistema penitenciario en general. Conozco otros centros y creo que el sistema penitenciario español es un ejemplo de integración cultural, no sólo en Topas.
Pero sustos sí que se han registrado. En su anterior etapa en Topas, por ejemplo, se gestó una célula yihadista que planeó volar la Audiencia Nacional, ¿qué medidas se toman hoy para frenar la conversión de presos en terroristas durante su estancia en prisión?Aquel grupo de reclusos fue detectado por los propios servicios de información de la prisión, que actuaron para dispersarlos. A partir de esa actuación, y desde el año 2004 en particular, cuando se produjeron en Madrid los atentados del 11-M, se han incrementado mucho los sistemas de control.
Hoy seguimos un protocolo de las actuaciones muy riguroso con este tipo de reclusos.¿Cómo se resuelven las dificultades de idioma con los internos marroquíes y de países árabes?Hay una acomodación por parte de ellos al castellano y nosotros tenemos un legado de convivencia muy intenso. Nuestra comunicación con ellos es bastante fluida.El centro penitenciario se aproxima a cumplir en el próximo mes de noviembre 13 años de vida, es una prisión moderna pero con constantes críticas por parte de los trabajadores ante la falta de mantenimiento. ¿Existe preparado un plan de reformas?La prisión está en renovación constante porque el nivel de exigencia de los equipamientos es brutal en todos los días del año, no se para un momento.
Noto un gran avance en el mantenimiento de la prisión, en estos últimos años se han realizado inversiones muy importantes y satisfactorias para todos y mi compromiso pasa por mantenerlas y seguir renovando el equipamiento.

noticia publicada en :
Tribuna de Salamanca