30 junio 2008

Justícia quiere importar un modelo de cárcel que reduce la reincidencia

En la cárcel de Villabona (Asturias) un grupo de funcionarios ha logrado reducir el índice de reincidencia de los presos por debajo del 10%, cuando en Catalunya casi un 40% de los reclusos vuelve a delinquir una vez quedan en libertad.
El Departament de Justícia estudia ahora importar este modelo - la consellera Montserrat
Tura visitó el viernes 27 de junio el centro asturiano para conocer los detalles de la iniciativa- y la cárcel de Ponent, en Lleida, es la que más interés ha mostrado en probar esa experiencia. La reinserción de los presos es la gran asignatura pendiente del sistema penitenciario.
La falta de medios humanos y materiales y el hacinamiento en la mayoría de cárceles hacen muy difícil la aplicación de tratamientos encaminados a conseguir este objetivo. La prisión asturiana de Villabona ha demostrado, sin embargo, que esta batalla no está perdida. Ahí, en vez de trabajar sobre el preso, se trabaja con el preso. Y el resultado no puede ser más alentador: más del 90% de los internos que vienen participando en esta experiencia en los últimos 15 años se han reinsertado en la sociedad sin volver a delinquir una vez pagaron su deuda con la justicia.
La experiencia, de la que ya informó La Vanguardia el 6 de febrero, demuestra que otra cárcel es posible. Un lema que han hecho suyo un grupo de catalanes, muy concienciados con las políticas de rehabilitación penitenciaria, impulsores de la iniciativa tomada ahora por la conselleria de Justícia.
La idea es importar ese modelo a Catalunya. En España hay ya siete prisiones que han copiado a Villabona y creado en sus centros Unidades Terapéuticas Educativas (UTE). Albert Batlle, secretario de Serveis Penitenciaris de la Generalitat, reveló que en Catalunya la prisión de Ponent "es la que más interés ha mostrado por ensayar esta experiencia". Responsables de ese centro han viajado también a Villabona para conocer detalles del proyecto, iniciado en 1992 por Faustino García Zapico, un funcionario que había trabajado en la Modelo y que en estos quince años ha ido ganando espacios en la prisión de Villabona para la UTE.
Albert Batlle indicó que la mayor dificultad para la puesta en marcha de una experiencia de estas características es encontrar el espacio adecuado dentro de unos centros penitenciarios que están muy masificados.
Estas UTE tienen que estar asiladas del resto de dependencias penitenciarias, ya que la vida en esos módulos y la relación entre preso y funcionario son muy diferentes a la de la prisión convencional. Para este grupo de ciudadanos, que no descartan constituirse en plataforma y que han organizado ya varios viajes a la prisión de Villabona para difundir sus logros, lo más importante es conseguir una respuesta positiva de los políticos y su implicación en el proyecto para poderlo ensayar en Catalunya. No importa tanto el número de reclusos que puedan entrar en esta fase inicial en uno de estos programas como la predisposición a ofrecer esa oportunidad de reinserción a los internos. De hecho, en Villabona se empezó con muy pocos presos y la UTE se ha ido ampliando.
Hoy en día son ya más de 400 - de los 1.463 reclusos del penal- los internos que de forma voluntaria se han apuntado a ese programa. Hay que tener en cuenta, sin embargo, las diferencias que hay entre las cárceles catalanas y la de Villabona. En las primeras, casi la mitad de los reclusos son extranjeros, mientras que en el penal de Asturias más del 90% de los internos son del principado.

noticia publicada en:
lavanguardia.es