11 septiembre 2008

La cárcel recibe a un centenar de presos a cambio del traslado de los 7 más peligrosos
Uno de los pasillos de la cárcel de la capital pacense. / LUCAS GARCÍA 'GARRA'

La cárcel de Badajoz acogerá a un centenar de presos más procedentes de otras prisiones de forma inminente. El director de la penitenciaría, Carmelo Charfolé, explicó ayer que se trata de un traslado ordenado por Instituciones Penitenciarias y que éste conllevará la apertura de 54 celdas que hasta el momento se mantenían cerradas. Este traslado será posible gracias a que los siete encarcelados del módulo especial han salido del centro de la capital pacense recientemente.

Estos internos peligrosos se encontraban en celdas cerradas y aislados, por lo que ese algo más de medio centenar de celdas permanecían desocupadas. Estos días las están habilitando y pintando para acoger a los entre 100 y 110 encarcelados, que no están considerados de máxima seguridad.

El incremento de los presidiarios no irá acompañado de un refuerzo de funcionarios en la prisión. Carmelo Charfolé indica que lo deseable sería incorporar más trabajadores a la prisión, y reconoce que los funcionarios se verán obligados a ejercer un «plus de atención y de trabajo».

Si bien el director de la prisión admite que ya existe «cierta masificación» en el centro, desestima que el centenar de nuevos presos suponga un incremento de esa masificación, puesto que se abrirán celdas inutilizadas hasta el momento para ellos.

No comparte la misma opinión el representante de Comisiones Obreras en la prisión, Paco Luis Jiménez, quien dio la voz de alarma sobre el incremento de presos. Indica que la cárcel dispone de 500 plazas, pero que hasta 700 internos pueden convivir perfectamente en el centro. Actualmente, alberga a 900 y con las incorporaciones llegarán a unos 1.050. El sindicalista recuerda que hace años llegaron a contabilizar 1.020 personas. Menciona las peleas en el patio como un suceso constante durante aquellos días.

Actualmente, dos funcionarios vigilan cada módulo, excepto el de presos peligrosos, que estaba controlado por uno más. Considera que, como mínimo, sería necesario cinco vigilantes por módulo.

CC. OO. lamenta que los funcionarios en prácticas también se hayan marchado del centro, un hecho que explica el director de la prisión porque han elegido otro destino. También lamenta la edad media de los funcionarios de la prisión, ya que un alto porcentaje es mayor de 40 años. Carmelo Charfolé asegura que la edad no es un inconveniente para que puedan desempeñar bien su trabajo y que aquellos que lo deseen pueden solicitar el traslado del centro y optar a otro puesto.

Eleva a 200

CSI-CSIF disiente en cuanto al número de presos que van a sumarse a la cárcel, una cifra que incrementa hasta 200 personas. El representante de este sindicato en la prisión, Andrés Rayo, estima que el incremento del personal no solo debe referirse a los funcionarios dedicados a vigilancia, sino también a los que se ocupan del resto de dependencias. Desde las oficinas hasta las cocinas tienen más trabajo, argumenta.

Además, critica que los funcionarios que trabajaban en el módulo especial disponían de un plus de productividad que ahora perderán, a pesar de que tendrán que vigilar a más internos.

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