Las funcionarias temen vigilar a presos varones
Por : Cristina Rovirosa
El Grupo Socialista ha presentado una propuesta en el Congreso que ha puesto los pelos de punta a los representantes de los funcionarios de prisiones: unificar las escalas masculina y femenina del cuerpo de ayudantes de instituciones penitenciarias. Es decir: 563 mujeres que trabajan en los módulos de mujeres de las cárceles madrileñas tendrían que hacerlo en los módulos de varones, algo que desde el sindicato CSIF consideran un grave error. La crítica es doble: en primer lugar, las medidas de seguridad son insuficientes para evitar agresiones.
Un total de 2.039 funcionarios varones trabajan actualmente en las prisiones madrileñas.
Además, la presencia de mujeres, según CSIF, atenta contra el derecho a la intimidad de los reos, una circunstancia especialmente difícil en Madrid, con mucha población reclusa musulmana.
La inquietud se ha apoderado de un colectivo abocado a realizar sus funciones en cárceles de hombres y no, como hasta ahora, sólo con presas. Según ha sabido Metro Directo, el PSOE ha presentado en el registro del Congreso una proposición no de ley para unificar las escalas masculinas y femeninas del cuerpo de ayudantes de instituciones penitenciarias.
En la práctica, esto significa que las 563 mujeres que en la actualidad trabajan con presas en las cárceles de Madrid serán destinadas a las prisiones donde cumplen condena 7.200 hombres. Hasta ahora, venían prestando sus servicios sobre todo en Madrid I (la prisión de mujeres de Alcalá) y en Soto del Real, que también tiene un módulo de féminas. La decisión de que se dediquen a la vigilancia de presos va a acarrear problemas, según reconoce José Ramón García, presidente de CSIF Prisiones. Temen desde altercados a agresiones sexuales, ya que se trata de un medio cerrado donde el funcionario está solo.
“Hay temor, porque la unificación de escalas atenta contra el derecho a la intimidad de los internos, ya que se encuentran en celdas donde desarrollan sus actividades íntimas y la presencia de funcionarios de distinto sexo perturbará esta situación”. En las prisiones madrileñas, asegura García, hay además un elevado número de musulmanes, un colectivo especialmente sensible en lo que a intimidad y mujeres se refiere.
Denuncias falsas
Desde CSIF ya alertan de una más que probable cascada de denuncias. “Su presencia no sólo puede causar incidentes graves, sino propiciar denuncias falsas contra el derecho a la intimidad”. La masificación de las cárceles es otro de los factores que consideran peligroso a la hora de que las funcionarias se dediquen a mantener el orden en módulos y celdas.
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