Todos a la cárcel


ANTONIO NÚÑEZ

CADA VEZ QUE sale en la tele José Antonio Ortega Lara, la última este sábado con motivo de la manifestación de las víctimas del terrorismo, me quedo más convencido de que en la cárcel de Mansilla de las Mulas se vive como dios.
Ortega, como todo el mundo sabe a estas alturas, es un antiguo funcionario de prisiones al que ETA tuvo secuestrado casi quinientos días en un zulo subterráneo de dos por cuatro metros bajo una nave industrial, con una bombilla pelada por toda compañía y al que le daban de comer una vez al día por un tabuco.
Lo liberó de chiripa la Guardia Civil cuando iban a abandonarlo allí para que se muriera de aburrimiento, incluido el de no comer. Y digo que en Mansilla se vive de puta madre porque con fecha del pasado 14 de febrero, perdónese el retraso, me llegó una carta de protesta del interno Oroitz Salegi García, módulo 14, miembro de ETA, que no sé si la envió él o fue algún funcionario que estaba ya hasta donde a servidor le llega ahora el dolor de la ciática.
En todo caso lleva un matasellos que pone «comprobada la identidad del interno». La misiva en cuestión detalla, escrita a mano y la tengo guardada en casa, que en el economato de Villahierro el tetrabrick de aceitunas rellenas Carbonel ha pasado de 0.99 euros a 1,45; la lata de atún claro Albo en aceite de oliva de 1,25 a 1,35; la de bonito del norte Ortiz de 1,55 a dos euros; la de sardinillas de 0.85 a 2,15; y el jamón curado en lonchas de 2,95 a 4.25 euros.
Inflación aparte, este tío está más empachao que de De Juana Chaos en huelga de hambre. «Dispongo de los correspondientes comprobantes», añade el jambo de su propio puño y letra, y que «el actual recadero no trae siquiera la factura del expedidor ni numeración del NIF». Por cierto que el NIF de Oroitz es el 9602649801.
Dijo el sábado Ortega Lara en la manifa que él no quería venganza ni tomarse la justicia por su mano. Allá él, pero si servidor fuera consumero, las albóndigas a mil duros y los condones de De Juana, apalabrados de vis a vis, a seiscientos euros. Antes de ZP eran unos muertos de hambre.

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