Denuncian la situación ruinosa y la plaga de ratas en zonas de la cárcel
La insalubridad y la falta de seguridad han convertido el módulo número 11 del Centre Penitenci Ponent en un habitáculo que recuerda más a las prisiones tercermundistas de los países más pobres que a las cárceles modelo del siglo XXI que la administración se antoja en mostrarnos.
La insalubridad y la falta de seguridad han convertido el módulo número 11 del Centre Penitenci Ponent en un habitáculo que recuerda más a las prisiones tercermundistas de los países más pobres que a las cárceles modelo del siglo XXI que la administración se antoja en mostrarnos.Hasta ahora siempre habíamos hablado de la problemática que la masificación venía ocasionando en la cárcel de Lleida, una de las de mayor capacidad y con más presos peligrosos de toda Catalunya.
Nadie antes nos había mostrado una realidad tan dantesca como la que se adivina a través del objetivo de una cámara fotográfica y que a la postre es lo que a lo largo de los últimos años han venido denunciando los sindicatos a la administración de Justicia, que por el momento no ha dado respuesta.El módulo número 11 de la prisión leridana funcionó durante muchos años como centro abierto.
Su estado y la falta de medidas de seguridad en el mismo, que permitió la sonada fuga del año 92 fue lo que llevó a Serveis Penitenciaris -ya transferidas las competencias- a cerrarlo una vez que se habilitó el actual.De esto hace más de diez años y sin hacer una sola reforma, ante la masificación de la cárcel se abrió como módulo 11, con una capacidad para 150 internos, algunos de los cuales salen ya de permiso y otros están en segundo grado.
Entre la inmundicia y las ratas que anidan en el patio comunitario donde los presos pasan su tiempo libre, la falta de higiene y lo obsoleto de las instalaciones convierten las celdas en verdaderas ratoneras. Éstas no tienen baño y los internos deben utilizar los comunitarios, cuyas conducciones están en pésimo estado, no en vano todos los casos de legionella que se dan en Ponent ocurre en este módulo.
Las puertas de las celdas están totalmente destrozadas y abiertas y la cancela que separa a través de la galería a presos y funcionarios se puede abrir con una sola palanca. Los baños de los funcionarios están destrozados y desmontados, los productos tóxicos al alcance de todos, los sistema de calefacción y refrigeración no funcionan y la instalación eléctrica deja mucho que desear. No hay señal televisiva, por lo que los reos se hacen manualmente sus antenas con cables que arrancan y que luego colocan en cualquier parte.
noticia publicada en:
la mañana digital
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