26 septiembre 2008

Las máquinas preparan el terreno para la nueva cárcel de Iruña de Oca

El futuro complejo penitenciario acogerá a 876 internos a finales de 2010


La explanada de 502.000 metros cuadrados sobre la que se levantará el nuevo centro penitenciario de Iruña de Oca (el municipio próximo a Vitoria que tiene por cabeza la localidad de Nanclares) comienza a tomar forma. Después de casi un mes de trabajos de explanación por parte de las excavadoras de la empresa PACSA, los terrenos ocupados anteriormente por el polvorín de Zaballa, justo enfrente de la actual cárcel, al otro lado de la N-I, comienza a estar dispuesta para la construcción de un complejo de 81.427 metros cuadrados útiles, capaz de albergar a 876 internos.



Será la primera cárcel de nueva planta que se edifique en Euskadi, desde que en 1981 abriera sus puertas la otra prisión alavesa, en el mismo municipio, cuando se llamaba Nanclares de Oca. La prisión guipuzcoana de Martutene y la de Basauri en Vizcaya, datan de mediados del siglo XX. El Gobierno tiene previsto construir en Zubieta un nuevo centro penitenciario para sustituir las obsoletas instalaciones de Martutene, aunque este proyecto cuenta con un importante rechazo vecinal.

No ha ocurrido lo mismo con la nueva prisión de Iruña de Oca, asumida por el Ayuntamiento de la localidad, gobernado por José Javier Martínez, del PSE. "Lo cierto es que los edificios que se evacuarán con la nueva prisión ofrecen buenas oportunidades para el pueblo: desde un pabellón polideportivo hasta la reconversión de parte en viviendas sociales o en una instalación multiusos", apunta. El alcalde tiene claro que con la inauguración de la nueva prisión se cerrará la actual. "Así lo afirmó la directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, y el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, éste durante una sesión del Parlamento. Nos merecen la máxima credibilidad", dice.

Sin embargo, en los últimos meses ha surgido la sospecha de que se mantengan en funcionamiento los dos centros, según César Manzanos, representante de la Asociación de Ayuda a los Presos-Salhaketa. Manzanos asegura que la propia Gallizo indicó en su día que la vieja cárcel mantendría usos penitenciarios.

Sin embargo, el delegado del Gobierno en el País Vasco, Mikel Cabieces, afirmó ayer aún está por decidir el uso final de los terrenos y edificios que queden en desuso. Durante una visita a la cárcel de Nanclares con motivo de la celebración de la festividad de Nuestra Señora de la Merced, Cabieces recalcó que el destino de la vieja cárcel será consensuado entre la Administración central y el Ayuntamiento de Iruña de Oca.

El nuevo centro, tal y como confirmó Rubalcaba en el Congreso a preguntas del diputado peneuvista Emilio Olabarria, abrirá sus puertas a finales de 2010, si todo marcha según lo previsto. Los trabajos de explanación concluirán a principios de 2009, "tras lo que comenzarán la construcción de las instalaciones, tal y como nos han anunciado desde la Sociedad Estatal de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios (SEIP)", adelanta el alcalde de Iruña de Oca.

Según la SEIP, esta nueva cárcel se diferencia de las levantadas hasta el momento en que para su construcción se seguirá el protocolo de Kyoto, con el empleo de materiales menos contaminantes, de mayor eficacia tecnológica y buscando el menor impacto ambiental.

Doce módulos de celdas, taller, enfermería y polideportivo

El nuevo centro penitenciario se ubicará a media ladera, en una de las colinas del término municipal de Iruña de Oca conocido como Zaballa. En esos terrenos se asentó anteriormente un polvorín. En parte, se trataba de solares no urbanizables, según el Plan Territorial Parcial de Álava. Por este motivo, el diputado de Medio Ambiente, Mikel Mintegi (EA), pidió hace unos meses la paralización del proyecto, una iniciativa que no ha prosperado. "La zona que pudiera tener algún interés natural es parte del recinto, pero en ella no se edificará", aclara José Javier Martínez, alcalde de Iruña de Oca.

La de Mintegi, que ha organizado para hoy una visita a las obras, ha sido la única voz crítica dentro de las instituciones vascas a la construcción de este centro penitenciario.

La prisión tendrá cuatro plantas y contará con diez módulos residenciales con 720 celdas: uno de régimen cerrado, con 36 celdas, otro de ingresos, salidas y tránsito, con 56 celdas, y uno de enfermería, con un total de 64 camas.

Las instalaciones también incluirán un módulo de comunicaciones con 35 locutorios destinados a las entrevistas de abogados y jueces y a las conversaciones privadas, además de 16 salas para visitas de familiares y otras tantas para el vis a vis. Para el ocio de los reclusos, la nueva cárcel incorpora otra sección destinada a la práctica deportiva y recreativa, que incluye gimnasio, polideportivo cubierto, vestuarios, frontón, biblioteca, sala de audiovisuales, aulas, despachos y zonas polivalentes, además de un auditorio y una piscina.

En cuanto a la formación ocupacional, el módulo de talleres está equipado para el desarrollo de numerosas actividades industriales.

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