PRISIONES
La cárcel de Alcázar impulsa la reeducación de los penados por violencia doméstica
La cifra de condenados por delitos de malos tratos se ha incrementado en las prisiones ciudadrealeñas, sumando en el penal alcazareño más de la mitad de la población reclusa
PILAR MUÑOZ
La cifra de condenados por delitos de violencia doméstica se ha incrementado en los últimos meses en las dos prisiones ciudadrealeñas, más de la mitad en el penal de Alcázar que ayer contaba con una población de 118 reclusos.
La prevalencia «es muy alta», hasta el punto de que se ha puesto en marcha un programa específico para esta tipología de delitos», explica a este diario la directora del penal de Alcázar, Zoraida Estepa Carmona, quien apostilla que es «un centro que se dedica a trabajar con penados por delitos de maltrato para que cambien los pensamientos y conductas», entre otras cosas.
El primer curso de un año de duración ha finalizado, dando paso al segundo. En cuanto a los resultados, Estepa señala que aún es pronto para hablar de éxito o fracaso, pero sí se puede decir que las personas que han pasado por el curso «no han reincidido». Insiste, no obstante, en que el centro se trabaja para que cambien los pensamientos y las conductas, «pero ese cambio se tiene que ver en la calle». De momento, la reincidencia «es cero» en aquellos que se han sometido al curso y han tenido la oportunidad de salir del penal. Sin embargo, reitera que todavía no se pueden valorar los resultados, hay que esperar un tiempo. No quiere echar las campanas al vuelo, pero confía en que estos cursos sirvan para modificar conductas.
Además de este curso específico, se imparten otros para drogodependientes, alcohólicos y agresores sexuales. Pero la cárcel de Alcázar «está más especializada en los delitos de violencia doméstica», precisa la directora del penal, quien explica que los servicios centrales tratan de optimizar los recursos y cómo en Alcázar la cifra es muy alta se decidió poner en marcha un curso específico para maltratadores.
Al hilo de ello, Zoraida Estepa dice que «todos los nuevos ingresos son de condenados por delitos de violencia doméstica». En la prisión alcazareña todos los internos son penados, es decir no hay presos preventivos. El grueso de la población reclusa tiene la clasificación de segundo grado.
La cárcel «es bastante más pequeña» que Herrera de La Mancha y en la actualidad, aunque el número de presos ha aumentado con respecto al año pasado un 16,8%, hay capacidad para albergar más reclusos.
La mayoría de los presos que cumplen condena en esta cárcel son en su mayoría de las provincias de Toledo, Murcia, Alicante, Valencia y de otras ciudades andaluzas. «De Ciudad Real hay muy pocos, si a caso diez», indica la directora del penal, quien agrega que la edad media también se ha incrementado, estando en la actualidad entre los 35 y 38.
La población extranjera ha ido en aumento, como en el resto delas cárceles españolas, pasando en Alcázar de tres a ocho;la mayoría son marroquíes y también ciudadanos europeos.
Más de la mitad de la población reclusa cumple condena por delitos de violencia doméstica, y el resto por robo, tráfico de drogas, estafas. Hasta la fecha nadie se ha fugado.
noticia publicada en:
La tribuna de Ciudad Real
La prevalencia «es muy alta», hasta el punto de que se ha puesto en marcha un programa específico para esta tipología de delitos», explica a este diario la directora del penal de Alcázar, Zoraida Estepa Carmona, quien apostilla que es «un centro que se dedica a trabajar con penados por delitos de maltrato para que cambien los pensamientos y conductas», entre otras cosas.
El primer curso de un año de duración ha finalizado, dando paso al segundo. En cuanto a los resultados, Estepa señala que aún es pronto para hablar de éxito o fracaso, pero sí se puede decir que las personas que han pasado por el curso «no han reincidido». Insiste, no obstante, en que el centro se trabaja para que cambien los pensamientos y las conductas, «pero ese cambio se tiene que ver en la calle». De momento, la reincidencia «es cero» en aquellos que se han sometido al curso y han tenido la oportunidad de salir del penal. Sin embargo, reitera que todavía no se pueden valorar los resultados, hay que esperar un tiempo. No quiere echar las campanas al vuelo, pero confía en que estos cursos sirvan para modificar conductas.
Además de este curso específico, se imparten otros para drogodependientes, alcohólicos y agresores sexuales. Pero la cárcel de Alcázar «está más especializada en los delitos de violencia doméstica», precisa la directora del penal, quien explica que los servicios centrales tratan de optimizar los recursos y cómo en Alcázar la cifra es muy alta se decidió poner en marcha un curso específico para maltratadores.
Al hilo de ello, Zoraida Estepa dice que «todos los nuevos ingresos son de condenados por delitos de violencia doméstica». En la prisión alcazareña todos los internos son penados, es decir no hay presos preventivos. El grueso de la población reclusa tiene la clasificación de segundo grado.
La cárcel «es bastante más pequeña» que Herrera de La Mancha y en la actualidad, aunque el número de presos ha aumentado con respecto al año pasado un 16,8%, hay capacidad para albergar más reclusos.
La mayoría de los presos que cumplen condena en esta cárcel son en su mayoría de las provincias de Toledo, Murcia, Alicante, Valencia y de otras ciudades andaluzas. «De Ciudad Real hay muy pocos, si a caso diez», indica la directora del penal, quien agrega que la edad media también se ha incrementado, estando en la actualidad entre los 35 y 38.
La población extranjera ha ido en aumento, como en el resto delas cárceles españolas, pasando en Alcázar de tres a ocho;la mayoría son marroquíes y también ciudadanos europeos.
Más de la mitad de la población reclusa cumple condena por delitos de violencia doméstica, y el resto por robo, tráfico de drogas, estafas. Hasta la fecha nadie se ha fugado.
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La tribuna de Ciudad Real
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