Trevín defiende la apertura de un centro de reinserción de presos en Asturias
El delegado del Gobierno en Asturias, Antonio Trevín, reconoció ayer la «alta ocupación» que sufre en estos momentos el centro penitenciario de Villabona. En total, son 1.585 los presos que cumplen condena en el penal asturiano, cifra que dista de los mil reclusos aceptados como su capacidad ideal. El paso del tiempo no hace más que agravar la situación: durante el último año la población reclusa aumentó en 134 casos. No es algo excepcional. En estos momentos España tiene casi el doble de internos que hace quince años y un promedio de 130 reclusos por cada 100.000 habitantes, cuando la media europea es de 90.
«Al aumento de la ocupación se le da respuesta con la construcción de nuevos centros», planteó Trevín en Villabona, donde ayer se celebraba el día de la patrona, Nuestra Señora de la Merced. El Ministerio del Interior está llevando a cabo un «ambicioso plan de infraestructuras penitenciarias» bajo el que se construirán en todo el país once nuevas cárceles, cuatro unidades de madre, trece de custodia hospitalaria y veintinueve centros de reinserción.
El delegado del Gobierno confía en que una de esas unidades de reinserción se levante en Asturias. Para ello, Trevín aseguró que «es necesario encontrar espacios necesarios para realizar la construcción y conseguir la colaboración de las administraciones públicas, y las oenegés».
El director de la cárcel, José Carlos Díez de la Varga subrayó por su parte que dentro la masificación existe un «cambio» en el perfil del recluso al que deben atender. Según apuntó, el 33% de los internos de Villabona posee alguna disfunción psiquiátrica, lo que dificulta la labor de unos funcionarios que no fueron formados para tratar esquizofrenias o paranoias.
El problema de fondo es que el Gobierno ordenó hace una década el cierre de los psiquiátricos sin ofrecer otro tipo de centros donde internar a estos enfermos. El resultado es que en estos momentos hay unos 16.500 presos con enfermedades mentales diagnosticadas y para ellos sólo existen 580 plazas en los dos únicos penales psiquiátricos que hay en todo el país. El resto tienen que compartir celda cada día con ladrones, homicidas o violadores. Por eso desde hace unos años las asociaciones de enfermos mentales reclaman en Asturias la construcción de un módulo específico para sus allegados.
Motivos de protesta
Los cuatro sindicatos que representan a los funcionarios de prisiones (Acaip, UGT, CC OO y CSI-CSIF) denunciaron ayer los problemas que acarrea la masificación de Villabona, «un problema que, es verdad, está en todas las cárceles de España», admiten.
Los sindicalistas aseguran que «los vigilantes están saturados y realizan su trabajo en condiciones de ilegalidad». Según Acaip, dos factores empeoran la situación del colectivo de los trabajadores del Estado que más cerca de los presos trabajan. Por un lado, «hay 40 bajas de personal que Instituciones Penitenciarias no cubre».
Además, los sindicatos aseguran que la dirección de Villabona «se lleva vigilantes a otras tareas». El resultado es que «para controlar a los 160 internos que hay en cada módulo, sólo hay presentes dos funcionarios». «A veces hay peleas entre ellos y ni nos enteramos», abundan.
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