28 agosto 2008

DENUNCIA DEL CSI-CSIF
El hacinamiento en la cárcel facilita la salida a la calle de más presos con pulseras telemáticas

En la actualidad 216 presos en tercer grado no tienen que volver a la cárcel para dormir
Centro de Inserción Social (CIS) de Valencia, espacio del recinto penitenciario de Picassent en el que cumplen condena los presos calificados en tercer grado, está recurriendo al control telemático de los reclusos para aligerar la saturación del centro, que tiene el doble de personas que hace unos años.
Así, al menos, lo asegura la sección sindical de prisiones del CSI-CSIF, que afirma que uno de los presos a los que se les permitió salir a la calle con vigilancia telemática no del todo justificada fue el joven detenido a principios de agosto en Alfafar por asesinar a su padre.
El director del centro, Adolfo Casas, sin embargo, ha asegurado que las salidas se hacen con todo el rigor y nunca con el propósito de aligerar población reclusa.Vicente Silla, presidente del Sector Administración Central del CSI-CSIF, explicó a Levante-EMV que el origen de todos los problemas es la superpoblación de la prisión de Valencia, que se ve obligada a conceder terceros grados para evitar la saturación.
Esta operación se repetiría luego en el Centro de Inserción Social a la hora de dar terceros grados (salen a trabajar y vuelven por la noche) y en última instancia a la hora de conceder vigilancia telemática (el preso lleva una pulsera que permite conocer su ubicación en todo momento sin necesidad de volver a la cárcel).216 pulserasSegún sus datos, en la actualidad el CIS alberga a 630 internos -lo normal es que no sobrepasaran los 350- y 216 llevan la pulsera, una cifra, a su juicio, "exagerada".
"Este sistema -explica el sindicato- está pensado para internos que por su trayectoria penitenciaria se lo merezcan y ofrezcan garantías de llevar una vida ordenada, tanto familiar como laboral", pero "la falta de rigor es la norma que está empleando la dirección del CIS para vaciar las cárceles y sacar presos a la calle sin ningún tipo de garantías".
Uno de esos casos sería, en su opinión, el de José Eduardo M. Q., al que se le atribuye la muerte a puñaladas de su padre en Alfafar. "Este interno no reunía los requisitos para asignarle el control telemático por no tener trabajo y no ajustarse al perfil requerido, sin embargo, la dirección le asignó la tarea de ýcuidado familiarý para sacarlo a la calle a pesar de su trayectoria delictiva y de adicción a las drogas", argumenta el CSI-CSIF.
"De ligereza nada"Frente a esta versión, Adolfo Casas, director del CIS de Valencia, ha negado rotundamente desde la más pequeña a la mayor de las acusaciones.
Admite que hay demasiados reclusos porque "así están todas las cárceles españolas", pero niega que haya falta de rigor en la concesión de las pulseras, que, por otra parte, "no son tantas". "Los medios telemáticos -asegura- se filtran mucho, son para gente que está muy integrada y además los tiene que autorizar Madrid, por tanto, de ligereza nada, esto es muy serio".
Respecto al caso de Alfafar, Casas asegura que se le concedió el sistema telemático porque tuvo un accidente grave en el mes de abril y necesitaba que su familia lo cuidara a él.

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levante-emv.com