16 abril 2009

NACIONAL

El plan funciona de modo experimental en 13 cárceles y se extenderá a otros 39 centros

El Ministerio del Interior va a destinar a cerca 200 funcionarios de prisiones a extremar el control sobre internos de ETA y de grupos radicales islámicos.
La secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, tras una breve experiencia piloto, ha dado luz verde a la puesta en marcha de los Grupos de Control y Seguimiento de la Información.
Estos funcionarios tendrán como objetivo infiltrarse al máximo a las bandas terroristas para obtener información operativa, impedir el proselitismo dentro de los centros, reducir la influencia de estos grupos en las prisiones y conseguir datos de disensiones internas, sobre todo en el caso de ETA, ya que Interior se ha fijado como prioridad aprovechar las divisiones en el conocido como frente de 'makos'.
El proyecto de crear unidades especiales dentro de las prisiones para controlar muy de cerca a los reclusos terroristas comenzó a fraguarse poco después de que en otoño de 2004 la denominada 'operación Nova' desvelara que un líder yihadista, Mohamed Achraf, había creado varias células dentro de la cárcel salmantina de Topas sin que la dirección del centro lo sospechara.
En julio de 2008, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias presentó el protocolo de creación de estos grupos. Entonces, de forma experimental, comenzaron a trabajar en secreto 13 unidades (unos 40 funcionarios) en otras tantas cárceles.
La experiencia piloto, según sus responsables, ha sido un éxito, sobre todo en el control de presos de ETA y en la política de debilitamiento de la banda, pues en los últimos meses ha aumentado de forma notable el número de internos que, de una o de otra forma, han avanzado en la ruptura con la disciplina de la organización terrorista.
El pasado marzo, Interior, a la vista de los buenos resultados, aprobó extender el plan a otros 39 centros, hasta llegar a 52 de las 82 cárceles que gestiona la Administración central, la práctica totalidad de los penales que albergan a reclusos terroristas.
Según los documentos confidenciales de Instituciones Penitenciarias, la idea es implantar gradualmente estos grupos en todas las prisiones en las que haya un número significativo de los denominados presos FIES (fichero de internos de especial seguimiento), entre los que se cuentan todos los terroristas.
Instituciones Penitenciarias quiere contar en cada una de las cárceles con cuatro agentes: un coordinador, con rango intermedio y tres funcionarios de servicio interior y seguimiento.
No obstante, deja abierta la puerta a que estos grupos de vigilancia puedan ser más reducidos si los colectivos de etarras o yihadistas no son muy numerosos o conflictivos.
Los cursos de especialización para estos funcionarios comenzarán en breve y tendrán una duración de 60 horas.
Las lecciones, según los documentos de Interior, versarán, entre otros asuntos, sobre técnicas de captación (proselitismo), estructuras de los grupos terroristas nacionales e internacionales y sobre identificación de la parafernalia terrorista en las celdas (logos, símbolos...).

Informes

El borrador de la convocatoria, presentado oficialmente el 1 de abril, señala que los funcionarios serán voluntarios. Los especialistas tendrán dedicación absoluta y no harán otro tipo de labores dentro de la cárcel.
El Área de Régimen Interior y Seguridad y la Subdirección General de Recursos Humanos de Prisiones han sido las encargadas de elaborar el proyecto que ahora comienza su andadura y de fijar los cometidos de los coordinadores y de los funcionarios.
Los primeros serán los encargados de elaborar los informes que se despacharán diariamente al subdirector de seguridad del centro y, además, «coordinarán las labores de captación y análisis».
A los funcionarios les corresponderá el trabajo de campo.
Entre las misiones encomendadas estarán el cacheo, el registro exhaustivo de las celdas, el análisis de sus efectos (con especial atención a los libros, revistas y periódicos), la revisión de notas, la búsqueda de documentos escondidos, el control de visitas, el seguimiento de su relación con otros internos o la vigilancia de su participación en actividades del centro.

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