ENTRARÁ EN FUNCIONAMIENTO ESTE VERANO
La Comunidad tendrá una nueva prisión para aliviar la masificación carcelaria
El nuevo centro podrá acoger a unos 1.500 reclusos
La Comunidad de Madrid contará con siete prisiones a principios de verano con la inauguración del centro penitenciario de Madrid VII, una nueva cárcel que aliviará en parte la grave masificación que sufren el resto de prisiones de la región, que a día de hoy albergan a 8.600 reclusos.
La nueva cárcel Madrid VII, situada en el municipio de Estremera, casi en el límite con la provincia de Cuenca, es de grandes dimensiones -cuenta con 91.761 metros construidos- y está edificada en un páramo desolado a varios kilómetros de la población más cercana.
Pese a su aspecto de mole varada en la estepa castellana, el interior de la prisión es más cálido de lo que cabría esperar y acogerá a unos 1.500 internos que serán reubicados allí desde otras prisiones madrileñas.
En las zonas comunes se percibe el "diseño humano", como en el salón de actos, el pabellón de deportes, la piscina, los talleres o las aulas, pensadas -según sus impulsores- bajo una triple premisa: seguridad, funcionalidad y humanidad.
Prisión humanizada
La misión reeducadora se respira especialmente en las aulas, en las que los reclusos podrán aprender desde las primeras letras hasta licenciarse en alguno de los títulos que ofrece la UNED.
El módulo de enfermería, con capacidad para 64 presos, dispone, además de una sala de curas y de un gabinete de medicina general, de dentista y unidad de radiología, lo que evitará la salida de los internos a los hospitales de la zona para tratar dolencias comunes.
Como todas las cárceles recientes, la prisión de Estremera luce también una omnipresente torre de vigilancia de altura considerable, aunque la torre vigía de Madrid VII oculta su alma de hormigón armado gracias a unas chapas metálicas de colores vivos.
A pesar de este concepto de prisión más humanizada, el centro de Estremera mantiene las máximas medidas de seguridad que corresponden a una cárcel moderna, como doble perímetro de seguridad, muros, alambres de espino y puertas y cristales a prueba de fugas.
Las celdas, de asepsia hospitalaria y pintadas en blanco impoluto, cuentan con estanterías de obra, lavabo, ducha e inodoro y hasta "telefonillo" para hablar con el funcionario de guardia.
Una litera para dos y una ventana enrejada con vistas a la nada, serán también las compañeras del preso durante el tiempo de condena.
En una visita hoy a las obras que se encuentran ya en su fase final y que han costado 96 millones de euros, la directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, ha destacado el esfuerzo desplegado en la actual legislatura para abrir nuevas cárceles, acabar con la sobreocupación e intentar cumplir el objetivo de reinserción del delincuente.
Y es que España, pese a contar con un índice de criminalidad relativamente bajo en comparación con el resto de la Unión Europea, tiene una de las mayores poblaciones reclusas -68.000 presos- y, en aumento.
Para afrontar esta situación, Interior abrirá a lo largo de este año 18 nuevas instalaciones, entre prisiones, centros de reinserción en régimen abierto y unidades de madres.
noticia publicada en:
elmundo.es
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