Las cárceles de Babel
Hay un tercio de presos extranjeros y los funcionarios no saben idiomas
Dos mil presos extranjeros, más de cincuenta nacionalidades y cero intérpretes para entenderse con ellos. Esa es la situación descrita ayer por el sindicato CSIF en las prisiones de la Comunitat Valenciana, donde frecuentemente los funcionarios, carentes de la formación adecuada, tienen que recurrir a otros internos para comunicarse con sus vigilados.
Según el sindicato, la población reclusa se ha disparado en los últimos años en toda España. En la prisión de Picassent, por ejemplo, los extranjeros representan un tercio del total. En concreto, hay 710 hombres de un total de 2.135, y 68 mujeres de un grupo de 238.
Algo similar ocurre en las prisiones de la provincia de Alicante (Fontcalent y Villena), que juntas suman 2.887 internos de los cuales 782 son inmigrantes de cincuenta nacionalidades distintas, afirma el sindicato.
Finalmente, en las prisiones de Castelló (Castelló capital y Albocàsser) hay alrededor de 1.500 reclusos, de los cuales quinientos son de fuera. En Castelló en concreto hay 240 extranjeros: 90 marroquíes, 72 rumanos, 20 argelinos, 20 colombianos y el resto de diferentes nacionalidades entre las que destacan Senegal, Sudáfrica, Ecuador o Venezuela.
Frente a esta situación, sin embargo, los funcionarios de las prisiones están "desarmados", ya que no tienen la formación adecuada sobre los idiomas que utilizan o sobre las costumbres que conservan. Por eso, la Central Sindical Independiente de Funcionarios (CSIF) reclama a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias que ponga en marcha un plan de formación que acabe con ese vacío profesional. "De este modo -precisa- se evitaría, por ejemplo, que los funcionarios tengan que recurrir a los propios presos para que hagan de intérpretes con reclusos que no hablan castellano, con lo incongruente que resulta esta situación".
El caso de Castelló
El problema, según el sindicato, es especialmente preocupante en Castelló, cuyo tejido económico ha atraído en los últimos años a una gran cantidad de inmigrantes, sobre todo rumanos y magrebíes, y ha llenado sus cárceles con porcentajes de extranjeros superiores a la media nacional.
La solución a este problema podrían haber sido los cursos que desde Madrid se dijo que se iban a realizar, "pero al día de hoy -dice el sindicato- en las cárceles de Castelló no hay ningún especialista, ni en idiomas ni en ningún otro aspecto de su cultura, religión o costumbres". "Esto genera -añade- multitud de dificultades de comunicación ante las que sólo podemos apañarnos con la ayuda de otros presos que hacen las veces de intérpretes".
Por lo que se refiere a la prisión de Valencia, la situación es similar. Los últimos datos oficiales indican que la nacionalidad más presente entre el colectivo de extranjeros es la rumana, que supera el centenar de internos. Luego le siguen, por este orden, Colombia, Marruecos, Ecuador, Nigeria, Ghana, Lituania, Bolivia, Argentina, Albania, Paquistán, Ucrania, Polonia, Portugal, Alemania, Senegal, Italia, Bulgaria, Georgia, Rusia, Venezuela y Moldavia.
A pesar de ello, los funcionarios no tienen la formación adecuada para atender esta amplia variedad de nacionalidades, incluidas las que pueden resultar más conflictivas.
Islamistas en Villena
Los sindicatos de prisiones ya han denunciado la falta de medios específicos para controlar a los presos islamistas y evitar la formación de células terroristas dentro de las prisiones. Para este cometido en concreto, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias creo grupos de funcionarios especialistas en esta materia, pero los propios trabajadores no tardaron en denunciar las carencias del colectivo. Al parecer, toda su formación se reducía a un curso de veinte horas y ninguno de ellos sabía hablar en árabe, por lo que sus perspectivas de éxito estaban muy limitadas.
Una de las primeras cárceles en tener este grupo de especialistas fue la de Villena.
noticia publicada en:Según el sindicato, la población reclusa se ha disparado en los últimos años en toda España. En la prisión de Picassent, por ejemplo, los extranjeros representan un tercio del total. En concreto, hay 710 hombres de un total de 2.135, y 68 mujeres de un grupo de 238.
Algo similar ocurre en las prisiones de la provincia de Alicante (Fontcalent y Villena), que juntas suman 2.887 internos de los cuales 782 son inmigrantes de cincuenta nacionalidades distintas, afirma el sindicato.
Finalmente, en las prisiones de Castelló (Castelló capital y Albocàsser) hay alrededor de 1.500 reclusos, de los cuales quinientos son de fuera. En Castelló en concreto hay 240 extranjeros: 90 marroquíes, 72 rumanos, 20 argelinos, 20 colombianos y el resto de diferentes nacionalidades entre las que destacan Senegal, Sudáfrica, Ecuador o Venezuela.
Frente a esta situación, sin embargo, los funcionarios de las prisiones están "desarmados", ya que no tienen la formación adecuada sobre los idiomas que utilizan o sobre las costumbres que conservan. Por eso, la Central Sindical Independiente de Funcionarios (CSIF) reclama a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias que ponga en marcha un plan de formación que acabe con ese vacío profesional. "De este modo -precisa- se evitaría, por ejemplo, que los funcionarios tengan que recurrir a los propios presos para que hagan de intérpretes con reclusos que no hablan castellano, con lo incongruente que resulta esta situación".
El caso de Castelló
El problema, según el sindicato, es especialmente preocupante en Castelló, cuyo tejido económico ha atraído en los últimos años a una gran cantidad de inmigrantes, sobre todo rumanos y magrebíes, y ha llenado sus cárceles con porcentajes de extranjeros superiores a la media nacional.
La solución a este problema podrían haber sido los cursos que desde Madrid se dijo que se iban a realizar, "pero al día de hoy -dice el sindicato- en las cárceles de Castelló no hay ningún especialista, ni en idiomas ni en ningún otro aspecto de su cultura, religión o costumbres". "Esto genera -añade- multitud de dificultades de comunicación ante las que sólo podemos apañarnos con la ayuda de otros presos que hacen las veces de intérpretes".
Por lo que se refiere a la prisión de Valencia, la situación es similar. Los últimos datos oficiales indican que la nacionalidad más presente entre el colectivo de extranjeros es la rumana, que supera el centenar de internos. Luego le siguen, por este orden, Colombia, Marruecos, Ecuador, Nigeria, Ghana, Lituania, Bolivia, Argentina, Albania, Paquistán, Ucrania, Polonia, Portugal, Alemania, Senegal, Italia, Bulgaria, Georgia, Rusia, Venezuela y Moldavia.
A pesar de ello, los funcionarios no tienen la formación adecuada para atender esta amplia variedad de nacionalidades, incluidas las que pueden resultar más conflictivas.
Islamistas en Villena
Los sindicatos de prisiones ya han denunciado la falta de medios específicos para controlar a los presos islamistas y evitar la formación de células terroristas dentro de las prisiones. Para este cometido en concreto, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias creo grupos de funcionarios especialistas en esta materia, pero los propios trabajadores no tardaron en denunciar las carencias del colectivo. Al parecer, toda su formación se reducía a un curso de veinte horas y ninguno de ellos sabía hablar en árabe, por lo que sus perspectivas de éxito estaban muy limitadas.
Una de las primeras cárceles en tener este grupo de especialistas fue la de Villena.
levante-emv.com
1 Comments:
Y de qué vale entonces el sicotécnico en la oposición.
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