24 septiembre 2005

Interior distingue a un funcionario de Villabona por salvar a un preso.

El presidente de la Audiencia Provincial, José Ignacio Álvarez Sánchez, entrega la distinción al funcionario premiado, en presencia de Trevín.
Trevín culpa al Gobierno de Aznar de la masificación en las cárceles.

Villabona, Idoya RONZÓN
La prisión de Villabona celebró ayer la festividad de su patrona, la Virgen de la Merced, en un acto al que acudieron, entre otros, el delegado del Gobierno, Antonio Trevín; el fiscal jefe, Gerardo Herrero; la directora general de Justicia, Pilar Jiménez, y autoridades del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil, además del arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro, que presidió la misa que dio comienzo a los actos.
El director del centro penitenciario, José Carlos Díez de la Varga, aprovechó su discurso para recordar que «la cárcel es, o yo creo que debería ser, cosa de todos y no sólo de los trabajadores penitenciarios.
Es necesaria ayuda y colaboración». Por su parte, Antonio Trevín, en una intervención en la que criticó el trabajo del anterior Gobierno de José María Aznar en política penitenciaria, afirmó que «en los últimos años se dieron nuevos acontecimientos para los que no hubo la suficiente previsión: el terrorismo islamista, la delincuencia organizada, la violencia de género... Sólo tres ejemplos -continuó- que ocasionaron que en los últimos cuatro años la población reclusa haya aumentado un 31,59 por ciento. En abril de 2004, cuando el actual Gobierno tomó posesión, las celdas disponibles no llegaban a las 39.000.
El desfase es evidente y la situación preocupante». Esta poca previsión, dijo, «se tradujo en poca dotación de personal, escasa creación de nuevas cárceles y un insuficiente presupuesto».

Tras los discursos llegó el turno de las menciones honoríficas a tres trabajadores del centro, por su «manifiesto sentido del deber», tras 25 años de servicio.
Pero aún hubo una mención más: el funcionario F. B. G. fue distinguido por su valentía después de que el año pasado salvara la vida a un interno del módulo de aislamiento de la prisión de Madrid III, donde se había declarado un incendio. El preso, explicaron fuentes penitenciarias, se había quedado atrapado entre las llamas y el funcionario «entró a por él», sin importarle el riesgo.
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