24 septiembre 2005

Villabona es un ejemplo del equilibrio social
El centro penitenciario asturiano celebra la festividad de Nuestra Señora de la Merced
Díez (izq), al lado de Trevín, el fiscal Herrero y el presidente de la Audiencia. Detrás, Búrdalo y Aldea
Los internos del centro penitenciario de Villabona celebraron ayer la festividad de su patrona, Nuestra Señora de la Merced, arropados por un nutrido grupo de autoridades regionales.
A las doce del mediodía, el arzobispo Carlos Osoro ofició una eucaristía cantada por un grupo de música asturiano.
Tras los oficios religiosos, el director del penal, José Carlos Díez, el fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, Gerardo Herrero, el presidente de la Audiencia Provincial, José Ignacio Álvarez, y la senadora popular Pilar Fernández Pardo entregaron un galardón a los cinco funcionarios de la prisión asturiana distinguidos este año por la Dirección General de Instituciones Penitenciarias.
Uno de ellos, Francisco Baena, salvó la vida de un interno en un incendio.

Tras el sonoro aplauso a los trabajadores del penal, así como a una de las reclusas, que viajó a Madrid para recibir un galardón por sus progresos en la reinserción social, llegó la hora de los discursos. José Carlos Díez, el director del centro, recordó que «la cárcel es o debería ser cosa de todos. Cualquier grano de arena es bueno, útil y necesario».

Una de las prioridades del máximo responsable del penal ha sido el desarrollo de la unidad terapeútica y educativa, ampliada recientemente a 300 internos.
El módulo libre de drogas consigue que el 70% de los presos que terminan el programa no reincidan cuando salen a la calle.
El delegado del Gobierno, Antonio Trevín, destacó la labor desarrollada en el centro para lograr la reinserción de los internos. «El mundo de las prisiones marca el bienestar social. Villabona es un ejemplo del equilibrio social», destacó el representante del Ejecutivo central.

Los internos también celebraron la festividad de la patrona del centro con diversas actividades de ocio y una comida especial adaptada a los distintos colectivos y religiones que coexisten en el centro.

Las autoridades, entre las que se encontraban los máximos representantes de las fuerzas de seguridad y del mundo de la judicatura, compartieron un vino español en un bar próximo a la prisión.
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