08 octubre 2005

Uno de cada tres presos tiene SIDA y la mitad padece hepatitis.

CÓRDOBA. Uno de cada tres internos de las prisiones españolas está infectado por el virus del sida y la mitad padece la hepatitis C, según explicó ayer en Córdoba el presidente de la asociación Española de Sanidad Penitenciaria, Julio García.

Aún así, García asegura que la incidencia del sida en las prisiones ha disminuido de manera «importante», una tendencia que tiene su causa en que los internos están mejor informados sobre cómo se pueden contagiar de esta enfermedad.

Según el experto, que participa en las IX jornadas de sanidad penitenciaria que desde ayer se celebran en la capital cordobesa, afirmó que «el porcentaje de infectados disminuye en la misma proporción que lo hace en la sociedad en general3.

La importante incidencia de la hepatitis C entre la población reclusa, que afecta a casi la mitad de los internos, se debe a la diferencia en la trasmisión del virus, «ya que en una prisión se llevan a cabo muchas de las prácticas de riesgo, al haber un porcentaje importante de población toxicómana y de enfermos mentales».

Uno de los organizadores de la jornada, el doctor Máximo González, denunció que la hepatitis C no es tratada, como sucede en el sistema sanitario convencional, por hepatólogos, sino por médicos facultativos del sistema penitenciario.

Prima la situación judicial

De hecho, indicó que «prima la situación judicial de población interna sobre la sanitaria, en contra de lo que dice la Constitución».

Por ello, los profesionales piden que se transfieran las competencias de instituciones penitenciarias desde el Ministerio del Interior a la comunidades autónomas, tal como sucede en Cataluña.

«La transferencia de la atención sanitaria en las prisiones a las comunidades autónomas va a allanar mucho el camino», destacó García, quien apuntó que «por ley se debería haber hecho antes de noviembre de 2005 y seguimos esperando».

Para García, «la asistencia sanitaria de la población en general no tiene parangón con la que reciben los presos», en muchos casos debido a la custodia que requiere la salida del recluso a un centro médico. De hecho, el tiempo de espera para acceder a una prueba diagnóstica es bastante superior a la de cualquier otro colectivo.
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